En estos tiempos todos los
jueces con muy raras excepciones, son comprables, no hay autoridad que por
estos tiempos no se deje sobornar. Al funcionario recto, y honrado si no lo
corren del trabajo, lo clasifican despectivamente, le ponen un apodo y lo
arruinan para que no estorbe.
Pero la corrupción política es
sólo el eslabón más alto de una peligrosa cadena que afecta la vida cotidiana
de la población.
La corrupción se ha instituido en todos los ciudadanos,
y en todo tipo de autoridades incluyendo increíblemente en las civiles,
policiales, militares y religiosas. Y ahora recientemente descubierta y puesta
en evidencia en las autoridades judiciales de nuestro país,
que asombrosamente son los encargados de impartir “justicia”. Junto a los
abusos de los religiosos a niños que increíblemente eran los llamados a cuidar
no solo su integridad física sino espiritual, viene a mostrar el nivel al cual
ha llegado nuestra “humanidad”…Pero tú: ¿Pagaste a algún policía para evitar la
multa? ¿Cruzaste el semáforo en rojo? ¿Robaste cable? ¿Te metiste en la cola?
¿Engañaste en aquel examen? ¿Vendiste algo con sobre precio? ¿Has adulterado
algo con el fin de ganar más dinero? ¿Robaste en el peso y en el vuelto?...
Si
acostumbramos no respetar las señales de tránsito, evadir impuestos (o no
pagarlos), coimear autoridades, el manejar alcoholizado, el pretender trabajar
y solo matar el tiempo, el fomentar el robo al comprar cosas robadas, todo eso
es CORRUPCIÓN:
la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder,
pervertir, dañar). El tráfico de influencias, el soborno, la extorsión y el fraude son algunas de las prácticas de
corrupción que a diario leemos en los periódicos, vemos en las noticias de
televisión nacional y que formamos parte
de ella; ya que también se está procesando dentro de nosotros, de forma que no
la podemos ver, que la avalamos, y que no la podemos ni siquiera reconocer…
¡El
porqué de la corrupción radica en nuestro interior!
La humanidad de la
que formamos parte es demasiado pobre interiormente, busca fuera (dinero,
poder, títulos, placeres) con qué completarse. El Yo psicológico, nuestros
defectos, solo quieren acumular, poseer, hacerse grandes y poderosos a expensas
del prójimo, mandar, tener gentes que le
sirvan, explotar a otros, etc. Y todos sus deseos
los quieren sin importar el daño que se pueda hacer a terceros; es decir en
forma ilícita.
Como vemos la corrupción no solo
está afuera, también está dentro de nosotros, por lo tanto nosotros somos los
que debemos empezar a cambiar esta evidente realidad en que vivimos.
Para
ello primero es necesario conocer las múltiples caras de la corrupción en
nuestro pensar, sentir y actuar; lo que requiere un compromiso de trabajo
interior y un sinceramiento en cuanto a todo aquello que nos mantenga en
corrupción, pero ¿Cómo
detectar el delito o el daño? ¿Cómo establecer lo correcto frente al error?
¿Cómo recuperar la capacidad de discernimiento? ¿Por
qué cuando se descubren hechos de corrupción inmediatamente surgen los que
piden sanción, se rasgan las vestiduras y a la vez buscan aprovecharse de la
situación? ¿Por qué se busca tapar, minimizar, ocultar, esquivar y justificar
actos abominables? Todo esto no tiene
sentido si no se conoce de Leyes. Urge conocer y establecer en nosotros los
parámetros adecuados de las LEYES
NATURALES Y COSMICAS que rigen no solo al hombre sino a todo lo existente, de
las cuales nadie (ningún corrupto) puede escapar.
Desconocemos que siempre ha habido un gran gobierno
mundial dirigiendo los destinos del mundo y este gobierno mundial tiene su
constitución y sus leyes. La constitución de este gobierno mundial, es la Sabiduría
Divina; y sus leyes, son las Leyes De La Naturaleza que constituyen el código
de justicia más perfecto.
Este gran gobierno mundial, es la Logia Blanca; y sus
decretos son irrevocables. Las cortes de justicia de este gran gobierno,
castigan y premian de acuerdo con la justicia y misericordia
cósmica; y todo lo malo que se hace, se paga. Las naciones, los
pueblos y los hombres están severamente vigilados por los agentes de este gran
gobierno mundial.
Ningún acto de corrupción podría
quedar impune aunque en este plano físico se pretenda ocultar, nada escapa a
las leyes eternas y equilibrantes de la naturaleza, por ello están activas la
ley del Karma, la ley de Recurrencia y la ley del Hado, en forma continua en
nuestro mundo y en el universo.
Es preciso recordar que la
ignorancia de las leyes cósmicas no nos exime de su cumplimiento. ¿Cuáles son
esas leyes? ¿Cómo operan en nuestra naturaleza y el cosmos? ¿Dónde podríamos aprender sobre este
conocimiento?
Fin de la primera parte...
INSTITUTO GNÓSTICO DE INVESTIGACIÓN - IGI
LIMA - PERÚ
JULIO - 2018
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